Bienvenida/o a mi blog, espero que te guste el tema que he elegido y que te sirva para reflexionar :)
Esta es la penúltima publicación del blog, antes de la despedida por lo que me gustaría tratar de un tema que para mí es muy importante y no se le da el valor que tiene: la musicoterapia. Para ello, me gustaría empezar definiendo la palabra; hablando de la historia de esta práctica; de sus beneficios, las frecuencias sonoras que existen y para finalizar nuestro papel como futuros educadores sociales.
- Definición de musicoterapia:
Se trata de una variante de la terapia, donde se utilizan la música para mejorar la salud física, emocional, cognitiva y social en las personas. Esa terapia puede ser utilizada en diferentes entornos como los hospitales, las escuelas, clínicas y centros comunitarios. Durante las sesiones de musicoterapia, un terapeuta capacitado utiliza diferentes técnicas musicales, como cantar, tocar instrumentos o escuchar música, teniendo diferentes objetivos terapéutico: la mejora de la comunicación, aumentar la autoestima, reducir el estrés y la ansiedad y mejorar la movilidad y la coordinación, entre otras. De igual manera, la musicoterapia se puede adaptar para satisfacer las necesidades individuales de cada persona, así como también puede ser utilizada por personas de todas las edades y habilidades.
- La historia de la musicoterapia:
Lo cierto es que la musicoterapia nació a partir de la idea de de que la música tiene efectos positivos en la salud y el bienestar de las personas. Cabe destacar que el uso de la música con fines terapéutico se ha practicado durante miles de años, pero la musicoterapia moderna se desarrolló en el siglo XX. Ya que en 1944 un músico y psiquiatra llamado: lannis Xenakis, trabajó en un hospital en Grecia donde se trabajaban con soldados heridos durante la Segunda Guerra Mundial. Fue entonces, después de la guerra cuando la musicoterapia comenzó a ser utilización en hospitales psiquiátricos en los Estados Unidos y en Europa. En 1950, la Asociación Americana de Musicoterapia fue fundada para promover la práctica de la música en las terapias. Desde entonces, esta práctica se ha convertido en una disciplina clínica reconocida en muchos países, incluyendo así: la atención médica, la educación especial y la rehabilitación.
Imagen: hecha por mí
Lo cierto es que la música por sí sola puede ser beneficiosa para reducirle el estrés y la ansiedad: lo cierto es que escuchar música que nos guste ayuda a disminuir los niveles de la hormona del estrés como es el cortisol y aumenta la producción de hormonas que nos hace sentir bien, como es la dopamina. También se mejora el estado de ánimo, puesto que la música tiene un efecto positivo para ayudarnos a ser más felices y tener más energía, evocando emociones específicas y ayudándonos a concentrarnos con nuestros sentimientos.
Imagen: Creative Commons
Cabe destacar, la mejora de la concentración y el rendimiento, ya que la música nos ayuda a bloquear distracciones y a mantenernos enfocados en una o varias tareas. Además de promover la socialización, ya que ayuda a conectarnos con los demás y también puede ser una forma de comunicación no verbal y un lenguaje universal que puede unir a personas de diferentes culturas y orígenes.
Para lograr estos beneficios, y utilizar la musicoterapia de manera efectiva, tenemos que tener en cuenta que existen diferentes frecuencias que transmiten diferentes energías, por lo que teniendo en cuenta lo que nos sucede debemos utilizar unas u otras. Cabe señalar que las frecuencias sonoras son vibraciones que se producen en el aire que se propagan en forma de ondas sonoras, estas tienen una frecuencia determinada que se mide en hertzios (Hz) y hace referencia a la cantidad de ciclo que se producen por segundo. Las diferentes frecuencias sonoras provocan diferentes efectos en las personas, tanto físicos como emocionales. Por ejemplo la frecuencia bajas pueden producir una sensación de vibración y de profundidad, mientras que la frecuencias altas pueden producir una sensación de intensidad o agudeza. Por lo que si sientes dolores físicos en alguna parte de tu cuerpo, escucha canciones, sonidos o instrumentales que tengan la siguiente frecuencia de: 174HZ. Para el cansancio emocional es eficaz la frecuencia 417HZ, o si te sientes con poca energía y débil utiliza la frecuencia: 528HZ. Por último, si sentimos mucho estrés o un malo manejo de la ansiedad, la frecuencia 432, aliviará estos síntomas.
Imagen: Creative Commons
- Nuestro papel como educadores sociales:
Tras haberme informado sobre esta potente práctica, nosotros como futuros educadores sociales podemos intervenir de las 3 siguientes maneras, obteniendo resultados diferentes:
En primer lugar, podemos trabajar junto a esta técnica con la finalidad de ayudar a los pacientes a alcanzar sus objetivos terapéuticos, mediante la planificación y la ejecución de sesiones de musicoterapia, aportando a los pacientes comprensión y una nueva herramienta terapéutica.
En segundo lugar, se puede promover la inclusión y la diversidad en el grupo, ya que gracias a esta técnica los pacientes podrán desarrollar habilidades sociales y de comunicación a través de la música fomentando la cooperación y la interacción en grupo.
En tercer lugar, se puede proporcionar apoyo emocional, puesto que durante las sesiones de esta práctica los pacientes expresarán sus sentimientos y pensamientos a través de la música, ayudándoles a identificar y abordar problemas emocionales y sociales.
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